Introducción
En una época en donde cada grupo religioso tenía su propia interpretación del mensaje divino, Jesús vino a proponer su propia interpretación del Reino de Dios y se preocupó de establecer el reino de su padre. A diferencia de lo que practicaban todos los grupos religiosos de la época, Jesús les extendería el mensaje de las buenas nuevas a todos para ser parte de este proyecto, no dejaba a nadie fuera y por eso es que los excluidos de la época, los que les habían dicho que no tenían Dios, se sintieron maravillado con el mensaje del nazareno, pues Jesús les devolvió la dignidad, les devolvió al padre.
Para poder entender qué responsabilidad tenemos como iglesia en el establecimiento del reino de Dios en la actualidad, nos es necesario vislumbrar qué se refería Jesús con el mensaje del Reino de Dios, al ser el mensaje nuclear de los evangelios, se ve representado en cada acto que hizo Jesús, es por eso que para extraer la miel de la prédica de Jesús, lo veremos en cada uno de sus milagros, parábolas, sermones y enseñanzas, su vida misma fue el mensaje del Reino de Dios.
Marcos 1:14-15
Después de que encarcelaron a Juan, Jesús se fue a Galilea a anunciar las buenas nuevas de Dios. 15 «Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!»
Es preciso aclarar que en los evangelios jamás se da una definición de lo que es el Reino de Dios, tampoco describen concretamente en qué consiste. Leemos a Jesús hablando muchas veces del Reino de Dios, pero nunca dice que es en concreto. Esto parece indicar que, cuando Jesús habla de este asunto, sin duda, se refería a algo que resultaba familiar para sus oyentes. Aquí está la dificultad y es precisar qué es lo que los contemporáneos de Jesús tenían en su cabeza cuando oían decir en Mc 1:15: “Se ha cumplido el plazo; ya llega el Reino de Dios.”. En concreto, ¿Qué esperaba el pueblo cuando se le anunciaba semejante noticia?.
La Basileia tou Theou (El Reino de Dios) es en esencia el tema central de la predicación del Jesús, es lo más esencial de su vida y en los evangelios se presenta resumida en esta fórmula y aparecen hasta cinco sumarios (Mc 1, 15; Mt 4,23; 9,35; Lc 4,43). El problema no estaba en que Jesús anunciara que llegaba el Reino, el conflicto mortal sucedió cuando Jesús explicó cómo entendía en qué consistía el Reino de Dios y cómo hay que vivir para entrar en ese Reino. Su mensaje demarcaría un contraste entre quienes son parte del Reino y quienes no, en otras palabras, si Jesús se vio envuelto en este conflicto moral, que finalmente le costó la vida, fue porque Jesús Presentó el Reino de Dios de una manera radicalmente opuesta a lo que enseñaban los dirigentes judíos y los espirituales de la época.
Ellos querían imponer el Reino bajo la condición inexorable del sometimiento al yugo de la Ley, mientras que Jesús vivió el Reino y habló del Reino de forma que entusiasmó al pueblo más sencillo de la época, que, por lo visto, no estaba dispuesto a cargar con semejante yugo.
El mensaje del Reino de Dios tuvo una explosiva aceptación en el país, a tal punto que se afirma que fue precisamente el eco popular, que Jesús suscitaba, lo que lo convirtió en peligroso, porque podía dar pie a la intervención de los romanos (Jn 11,47), fue este entusiasmo popular lo que sedujo a los dirigentes para que mataran a Jesús. Si lo que decía Jesús cuando hablaba del Reino, entusiasmo masivamente a la gente más sencilla, sin duda alguna su mensaje fue muy sencillo, un mensaje que estaba al alcance de los más pobres y analfabetos, un mensaje que podían entender los más simple y despreciados de aquella sociedad, fue este segmento, los que en su mayoría seguían a Jesús, primeramente se encontraban los "Doce", también muchas mujeres de las que algunas estaban endemoniadas y enfermas (Lc 8,2-3), que le siguieran mujeres en aquella sociedad tenía que sorprender y escandalizar, sobre todo si tenemos en cuenta que algunas de aquellas eran personas relacionadas con el pecado y con el demonio y por temas de cultura, era muy mal visto que las mujeres de la época siguieran hombres, eso ya era gravísimo para la ortodoxia.
El resto correspondería al "gentío" que en los evangelios aparecen como "muchas gentes" las cuales, perteneciendo a diferentes clases sociales, la inmensa mayoría son de la clase baja, precisamente esos seres humanos que no tienen ninguna cualidad especial (Mt 9, 33), tales como los pobres, impuros, despreciados, esclavos, etc. La plebe, aquellos que por no entender la Ley se les consideraban malditos (Jn 7, 48-49), por eso en los evangelios a esas "gentes" se les asociaba con la enfermedad, con el demonio, con el hambre, Jesús por eso sentía compasión de aquella "gente" porque "andaban maltrechos y derrengados como ovejas sin pastor" (Mt 9, 36), en su mayoría fueron estos los que seguía a Jesús. Cabe destacar que el mensaje de Jesús fue de tal impacto que traspasó fronteras.
No tan solo el mensaje se quedó en el pueblo judío, existiendo una misma realidad, se acercaban masas de personas de otros lugares, con las mismas características, los "nadies", los ignorantes, los excluidos de la sociedad, una masa carente de significado político e intelectual, aquellos despreciados por los poderos e intelectuales de la época.
Para poder entender el Reino de Dios, se debe interpretar a partir del hecho básico que fue comprendido por los últimos, los más ignorantes de este mundo, si se interpreta de otra manera, al margen de este hecho básico, no se puede entender lo que Jesús quiso enseñar.
Cuando Jesús hablaba del Reino, entusiasmó a las personas más sencillas de la época, para que las personas le entendieran, indudablemente su mensaje también era muy sencillo, era un mensaje que estaba al alcance de los más despreciados de la sociedad. El anuncio del Reino entusiasmó a los más ignorantes, es que el contenido de ese anuncio está al alcance de cualquiera, por más simple y analfabeto que sea, hasta para aquellos que no se distinguían precisamente por su vida intachable.
A mi parecer la interpretación del mensaje medular en la vida de Jesús, la teología, en este punto, se empobreció notablemente, por no haber escuchado a los pobres y en general a las gentes de ínfima condición, la teología tradicional, se preocupo de esperar un reino siempre situado en el cielo con esto no quiero decir que no lo haya, pero hay que reconocer que nos hemos olvidado de vivir el reino de Dios aquí en la tierra, al igual como lo hizo Jesús.
Destaco las siguientes palabras de José María Castillo en su libro, El Reino de Dios - Por La Vida y La Dignidad De Los Seres Humanos:
"Porque si el magisterio de los teólogos es importante en la Iglesia, también es importante en ella el magisterio de los sencillos, los que no tienen nada que decir en este mundo (népioi), ya que es a ellos a quien Dios revela sus misterios más profundos", los misterios que se ocultan a los "sabios" y "entendidos".
Precisamente, si examinamos los vestigios que nos dejan uno de los sumarios de la fórmula del Reino de Dios en los evangelios como en Mateo 4:23: “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” nos hace ver que no solo se hace mención en lo que Jesús decía, sino también en lo que Jesús hacía y es muy importante tener en claro este tema, Jesús logró comunicar lo que significa y representa el reino de Dios, no solo con palabras sino que con su vida misma.
Y este es el desafío y la responsabilidad de la iglesia (nosotros mismos) en el establecimiento del Reino de Dios, lograr superar la barrera de los dichos para darle paso a los actos, hacer de nuestra vida el Reino de Dios y que lo demás lo noten, sobre todo aquellos que necesitan de Dios. Creo que hemos estado muy acostumbrados a preguntarle todo a Dios, inclusive a preguntarle cuál es su plan para con nosotros, aún cuando la misión está impregnada en toda la vida de Jesús. A manera de termómetro, como quien dice midamos nuestro rendimiento, para Jesús el mensaje del reino de Dios fue aclamado por sus seguidores, mi pregunta en contraste es, ¿que dicen de nosotros los que están fuera de las cuatro paredes de nuestra iglesia ?, ¿los que nos rodean tienen la misma opinión que los contemporáneos tuvieron de Jesús?, ¿logramos que las personas se sientan incluidas en el mensaje del Reino de Dios con nuestra vida y mensaje ?Sin duda es una buena manera de medir nuestra labor como seguidores de Jesús, ya como lo había dicho antes, Jesús logró entusiasmar a sus contemporáneos con su mensaje y sus actos, creo que la responsabilidad de la iglesia, debiera aspirar a estas mismas características.
Jesús no marginó a nadie, a todos los hizo parte de las buenas nuevas y esta es la responsabilidad de la iglesia en la actualidad. Como premisa propongo dos puntos a disposición del lector para entender cuáles deberían ser las características de una iglesia responsable del establecimiento del reino de Dios en la actualidad, en primer lugar se debe considerar en la interpretación de los evangelios, que el anuncio de Jesús motivó a las personas más sencillas de la época, su mensaje fue tan sencillo que hasta los más ignorantes lo pudieron comprender. En segundo lugar, el mensaje debe responder a las carencias que tienen las gentes de ínfima condición, es decir, es algo que resulta buena noticia para los pobres (con los distintos matices de pobreza que hoy existen), los débiles, los marginados de toda índole y sea cual sea su marginación, aun cuando se trate de una marginación en la que se han caído por culpa propia.
Conclusión
Concluyó que aunque existen variadas interpretaciones del reino de Dios, las cuales cada una aporta una riqueza única en el mensaje medular del nazareno, me motiva saber lo que produjo Jesús en sus contemporáneos, sobre todo en lo que representó para aquellas personas excluidas que los espirituales de la época siempre les hicieron pensar que Dios no estaba con ellos, fue a ellos quienes acogieron con entusiasmo las buenas nuevas del mensaje de Jesús, se había cumplido el tiempo, el Reino de Dios se había acercado y todos fueron invitados a ser parte, nadie fue dejado afuera en esta invitación.
Hoy en día la iglesia tiene una labor importante que cumplir en el establecimiento del Reino de Dios y es seguir cumpliendo con el legado que nos dejó Jesús, al menos intentar hacerlo, creo que el culto se debe armonizar con la obra que también debo decir que se tienden a confundir estos dos conceptos, si bien el culto cumple una parte no lo es todo y esta confusión hace que se dejen de lado a todos los que necesitan a Dios, que están allá afuera, esperando por ayuda.
Es así como nace la responsabilidad de la iglesia en la actualidad en el establecimiento del reino de Dios, llevándolo a las personas que están afuera, no con liturgia y ritos, eso está disponible para quienes quieran hacerlo gratuitamente para todos los que quieran, siempre lo ha estado. me gustaría que nos enfocaramos en llevar el Reino de Dios como lo hizo Jesús a sus contemporáneos, como una ayuda para aquellas personas que lo necesitan, si algo hizo Jesús, fue devolverle la dignidad a las personas que no tenían dignidad, quizá no podemos caminar sobre el agua, ir al hospital cuando se nos plazca a sanar a la gente de covid y demases cosas sobrenaturales que los evangelios nos cuentan que le era posible hacer a Jesús, pero sí podemos hacer los milagros que están a nuestro alcance cumpliendo el mismo fín, intentar multiplicando el pan o el sustento para las personas más desvalidas, dando mensajes de aliento a quien lo necesite, dando el abrigo a quien tiene frío, curando heridas de toda índole, para eso no necesitamos de lo sobrenatural, de esa manera creo que podremos llevar al padre a quien lo necesite, ¿acaso no verán a Dios cara a cara detrás de todo aquello?, creo que Dios está en la armonía de las cosas, hemos tendido más a la liturgia que a la ayuda y las personas de “afuera” lo han notado, espero logremos establecer el Reino de Dios, tal como lo expusieron grandes exegetas del Reino de Dios como José María Castillo, hacerlo por la vida y la dignidad de las personas.
Juan 1:4
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”